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Las Murallas Villa
Por la sierra
Ayto. Villalba
Vallecas
dom, 4 may 2025

E n un lugar de la Mancha de cuyo

nombre no quiero acordarme, no ha

mucho tiempo que vivían unos camareros

de los de patita de calamar, sonrisa profiden,

entusiasmo por doquier y simpatía en

abundancia que llegaron a tierras castellanas

a crear una magnífica posada.

S í, sí, por aquella magnífica posada.

Es, pues de saber que estos sobredichos

Hidalgos, no solo ofrecen su simpatía,

su atención y su amabilidad. Si únicamente

ofrecieran estos menesteres, seguiría siendo

un mesón cualquiera. Y no, estos gentiles

hombres vestidos con jubones verdes, calzones

negros y esa rúbrica de identidad marcada en

el pecho que lamentablemente estos hermosos

caballeros no pudieron dedicar su vida

profesional a lucir sus cuerpos en las pasarelas

(muy a su pesar, si hubieran seguido esta vía

su subsistencia hubiera corrido peligro),

decidieron hacer de su

profesión una forma de vida.

N o había follón que se escapase

de esta posada, pero no entiendan mal.

Follón quiere decir persona

vil y cobarde, porque efectivamente,

había que ser vil y cobarde

para no sentarse en tal grandiosa

para degustar una gran tapita

y un buen botellín.

E s más, el pueblo embaulaba todo sustento

alimenticio que por aquella barra asomaba.

Los más inquietos del lugar,

velozmente se apresuraron a averiguar

qué excelente cocinera era la autora

de glorioso manjar,

descubrieron que era Justi,

desde entonces supieron

que su dicha no sería igual,

debían volver a sus moradas para

comunicar a sus madres lo siguiente:

“Madre, lo siento, pero he conocido

cocinera que guisa mejor que vos”.

Desde entonces, algunos señores

quedaron desheredados, pero les dio igual.

Sabían que su verdadera casa

estaba en aquel magnífico lugar.

M uchos caballeros serranos entendieron

desde entonces que el edén debería ser

una especie de reducto con forma de Castillo,

y que por mucho que la Biblia se

empeñase en afirmar que estaba en el cielo,

estos lúcidos caballeros habían

descubierto el verdadero paraíso,

ni más ni menos que lo habían fabricado

unos mortales del linaje de los Castillo.

‘Lo bien hecho bien parece’,

cualquier cosa que se haya realizado

con tiempo y dedicación, mostrará

la impronta de lo bien hecho.

P odría ser la carta de presentación

de dicho lugar,

que es algo más que un bar.

Se trata de un aposento

para toda clase de mortal,

ya sea dama o caballero,

longevo o infante,

apuesto o feo,

alto o bajo,

deportista o borracho,

rico o pobre,

moreno o rubio,

heterosexual u homosexual

(es más, hay sospechas de que José,

no se sabe por qué, a estos últimos

les guarda un cariño especial...

¿por qué será?).

Cualquiera tiene lugar en susodicho lugar.

N o hay que darle las gracias a Dios,

sino a Jaime por crear,

hace ya 30 años magnífico paraje,

que sigue igual a su tradición.

En la actualidad, te podrás encontrar

A Teo, Javi o José y ellos con su amabilidad

habitual te harán ver la felicidad.

Porque estar en El Castillo

con tus amigos no tiene precio...

( a este bello juglar se le ha ido

la pinza), vete al Castillo

que por muy feo que seas te acogerán.

MESÓN CASTILLO

T u casa, tus amigos, para todo lo que

quieras, incluso para hacer deporte

vete a este Mesón,

un punto de encuentro llamado EL CASTILLO.





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